¿Cómo cuidar los cultivos con mallas de sombreo?
¿El sol aprieta y tus plantas lo sufren?
Descubre cómo una simple malla de sombreo puede convertirse en tu mejor aliada para proteger tu huerto y hacerlo florecer, incluso en los días más duros.
Aquí tienes una guía práctica para usarla sin complicaciones.

Aquí encontrarás...
Voy a contarte algo que me cambió la manera de cuidar el huerto y cómo las mallas de sombreo salvaron mis tomates (y pueden salvar tu huerto también)
Fue un verano de esos en los que el sol no perdona.
Tenía unas tomateras preciosas en el patio, rebosantes de vida… hasta que el calor comenzó a apretar de verdad.
Las hojas se chamuscaban.
El suelo se secaba a la velocidad de la luz.
Y yo, con regadera en mano, ya no sabía qué más hacer.
Entonces probé algo tan sencillo como efectivo: una malla de sombreo.
Y créeme, desde ese momento, mi relación con el huerto cambió para siempre.
¿Qué es una malla de sombreo (y por qué deberías probarla)?
Una malla de sombreo es un tejido entramado, ese típico que seguro has visto en algún patio, huerto o invernadero. Suelen estar fabricado con monofilamentos de polietileno o rafia, diseñado para proteger los cultivos de la radiación solar excesiva al absorber o reflejar parte de la luz y los rayos UV.
Imagínate ponerle unas gafas de sol a tus plantas.
Eso es, en esencia, una malla de sombreo.
No solo protege del sol directo, también crea un microclima más estable.
Y si vives en una zona soleada como la mía, en Sevilla, es casi imprescindible.
Te cuento sus principales beneficios, uno por uno, para que veas el impacto real:
☀️ Protección solar sin dramas
Reduce la radiación UV y evita esas quemaduras que te parten el alma cuando ves una hoja dorada… pero no de salud, sino de estrés.
En mi patio, las acelgas fueron las primeras en agradecérmelo.
Volvieron a crecer sin prisa, pero sin pausa. Verlas revivir fue un pequeño milagro.
🌡️ Temperatura bajo control
Con la malla, el ambiente se vuelve más fresco. No es magia, es física.
La diferencia se nota.
Donde antes no aguantabas más de 5 minutos al sol, ahora puedes pasarte un buen rato revisando tu pequeño oasis verde.
💧 Menos evaporación, más ahorro
¿Sabías que el suelo sin protección puede perder hasta el 70% del agua solo por evaporación?
Con la malla, eso cambia radicalmente.
Yo pasé de regar cada día a hacerlo cada dos o tres, y la tierra seguía húmeda. Eso, en plena ola de calor, es oro.
🛡️ Menos bichos, menos sustos
Además, actúa como barrera física contra pájaros curiosos, insectos demasiado hambrientos e incluso ese viento inesperado que arranca brotes como si nada.
Una vez me salvó toda una hilera de lechugas de una tormenta con granizo.
Sí, granizo… en junio. El clima está loco.
¿Cómo elegir tu malla de sombreo (sin perderte en tecnicismos)?
No necesitas complicarte. Solo hay tres cosas que debes tener claras:
- El porcentaje de sombra
- 50%: perfecto para cultivos como tomates, pimientos o calabacines en el sur de España.
- 70-90%: si el sol cae a plomo y tienes plantas más delicadas.
- El color sí importa
- Verde: favorece la fotosíntesis.
- Blanco: ideal para mantener el frescor.
- Negro: más sombra, pero sube la temperatura.
- Material duradero
- Polietileno: el más común. Ligero, resistente y fácil de instalar.
- Rafia tejida: más robusta, perfecta si vives en una zona con mucho viento o granizo.
- Poliéster con tratamiento UV: ideal si buscas que te dure varios años sin perder eficacia.
Te recomiendo apostar por una buena calidad desde el inicio. Aguantan 3 a 5 años si las cuidas bien.
Instalación sin complicaciones
Puedes colocar la malla sobre estructuras, en forma de túnel, o directamente sobre los cultivos si están bajos.
Lo esencial: que esté bien sujeta y que no impida la ventilación.
El aire debe circular, porque si no… ¡hola hongos!
En mi caso, usé unas cañas recicladas y cuerda para sujetarla por los extremos.
Nada sofisticado.
Lo importante es que funcione, no que parezca sacado de Pinterest.
Mantenimiento: fácil y necesario
Estos es muy fácil y seré breve:
- Cada tanto, pasa un cepillo o una manguera para quitar el polvo.
- Revisa si hay roturas.
- Y si llega el invierno, guárdala.
Eso alarga su vida útil y evita sustos con el viento.
¿Y cuándo conviene usar la malla?
Aquí no hay reglas fijas, pero sí algunas pistas valiosas que aprendí con la práctica (y con más de un susto climático).
🟢 Primavera y otoño:
Las temperaturas son suaves, así que puedes optar por una malla más ligera o incluso retirarla por completo si el sol no aprieta.
Deja que las plantas disfruten de la luz directa, que también la necesitan.
🔥 Verano intenso:
No lo pienses demasiado. Aquí la malla no es un extra, es una necesidad.
Tus cultivos —y tu paciencia— te lo van a agradecer.
En mi caso, fue la única forma de evitar que las lechugas se espigaran y que los tomates no terminaran como pasas.
🌿 Cultivos sensibles al sol:
Si tienes espinacas, fresas, acelgas o lechugas… no dudes.
Estas son plantas que sufren con el exceso de calor.
Bajo la malla, crecen más sanas, con hojas más tiernas y menos estrés hídrico.
Otras cuestiones por resolver
¿Existen mallas de sombreo ecológicas o sostenibles?
Sí. Algunas marcas ofrecen mallas reciclables o fabricadas con materiales más sostenibles. También puedes reutilizar la misma malla durante varios años si la cuidas bien, lo que ya es un buen gesto ecológico.
¿Se pueden romper con el viento las mallas que pongo para dar sombra?
Sí, si no están bien sujetas. Es importante tensarlas bien y fijarlas con cuerdas resistentes o ganchos. En mi huerto, las sujeté con cañas recicladas y no se movieron ni con un levante fuerte.
¿Puedo dejar la malla de sombra puesta todo el año?
Depende del clima y del cultivo. En zonas con inviernos suaves, puedes dejarla si las temperaturas siguen siendo altas. Pero lo ideal es adaptarla según la estación: quitarla o usar una más ligera en primavera y otoño, y guardarla si no es necesaria. Así alargas su vida útil.
¿Las mallas de sombreo sirven para todo tipo de plantas?
No todas las plantas agradecen la sombra por igual. Hay cultivos que necesitan mucha luz directa (como algunas aromáticas), mientras que otros, como las espinacas o las fresas, crecen mejor con algo de protección. La clave está en conocer las necesidades de cada especie.
Dónde usarla y recomendaciones finales
👉 Mira tu huerto.
👉 Identifica las zonas más expuestas.
👉 Piensa qué tipo de plantas tienes y cuánto sol aguantan.
Y si el calor aprieta tanto como por aquí, dale una oportunidad a la malla de sombreo.
No necesitas un gran presupuesto ni ser un experto.
Solo ganas de cuidar y mejorar tu pequeño rincón verde.
Porque a veces, los cambios más simples son los que más se notan.
Y créeme, cuando veas a tus plantas crecer más felices, tú también vas a respirar mejor.
Abraham Velázquez Moraira (@ecoAbraham).
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